lunes, 22 de octubre de 2012

EL SIDA NO QUITA

"No se si hago bien en hacer lo que hago, pero sé que hacer lo que hago me hace bien".  Frase de su autoría.
Cuando era joven crecí igual que mis padres, haciendo lo correcto, viviendo siempre al margen. Perdí un poco la cordura a los 23 años, cuando me enamoré de Jade, era una mujer hermosa, y aún lo es, estuvimos muchos años juntos, sólo con verla me robaba miles y miles de sonrisas, pero a cambio me obsequiaba una inmensa felicidad. Ella es de esas mujeres dulces y delicadas, pero que su vida no es un ejemplo a seguir, sus días de mala racha en donde las tostadas se les queman, y eso puede llegar a ser el apocalipsis. Es de esas mujeres que cuando se sienten mal, comida rapida y luego recostadas con medio kilo de helado, mientras escuchan canciones del viejo rock, que las deprimen más y más, llora como si hubiese muerto su propia madre, hasta que logra entender que con eso no logra nada, y transforma de alguna manera u otra, un domingo de esos que ameritan el suicido, en un día espectacular. En fin, fue es y será la mujer mas imperfecta que haya pisado el planeta, pero la mujer mas perfecta del planeta para mi, solo para mi.
Viví cada instante como si fuese el ultimo, disfruté día a día el estar con ella, en el intento de enamorarla haciéndola reír, me enamoraba más yo contemplándola. Nunca fui tan feliz como cuando Jade me miraba a los ojos y me decía que me amaba. O como cuando me dijo que quería que yo fue el padre de su primer hijo, del primero y de todos aquellos que fuera a tener.
Le propuse casarnos, y fue en la luna de miel donde las cosas se complicaron. Nuestros padres nos regalaron un viaje a Las vegas para que pudiésemos conocer la ciudad, ciudad que tanto nos gustaba, Una vez allí, en la primer quincena, Ella se descompuso, le hicieron un lavaje de estomago y algunos estudios, tenía una simple intoxicación por una falla del hotel, pero algo que ni yo ni ella esperábamos ocurrió ... Jade tenia sida. Sí, sida. Enseguida preguntamos por un embarazo, estábamos realmente asustados, pero no, embarazada no estaba, pero si enferma. Me hice estudios a la brevedad para ver si yo también estaba enfermo, pero no, estaba totalmente sano.
Esa noche la pasamos en la playa, era una bella noche estrellada, pero ni el rock, ni las salidas, ni mis chistes podían hacerla sonreír  y me sentía realmente mal por no poder curar su dolor.  Mil lagrimas vi correr por su mejilla, en mil pedazos mi alma se rompió.
El dolor mas grande de toda mi vida, lo sentí aquella noche. La mantuve en mi pecho mientras lloraba, sin decir absolutamente nada.
No se si llegó a dormirse, cuando dije:
.Amor, caminemos al hotel, debes descansar.
-Vinimos en camioneta Leon - me recordó.
Ni siquiera sabia donde tenia la cabeza. O sí, en ella, pensando en ella, y en como estaba, en su enfermedad, me sentía culpable, le había jurado calmar siempre su dolor.
Manejé con la vista borrosa hacia el hotel.
Fui al baño a ponerme el pijama e higienizarme, y lloré como si no hubiese un mañana, creo nunca haberme sentido tan mal. Ella entró, y yo estaba acurrucado en un rincón. Me abrazó, me dijo que todo estaría bien, que saldríamos adelante porque nuestro amor era muy grande y capaz de sanar cualquier dolor, por mas inmenso que fuese.
Me levanté, la besé, y la llevé a la cama. Charlamos durante horas, en como sería la vida de ahí en más.
Desde ese dia ella me enseñó lo que verdaderamente es la vida. Me enseñó que la vida puede presentarte miles y miles de problemas, pero superarlos es la única opción.
Jade me demostró que una enfermedad no te quita la vida, sino que te da la vida que necesitas. Jade me demostró que ella pudo ser mas fuerte que el SIDA.
Desde esa triste noche que pasamos en la luna de miel, planeamos y disfrutamos los días como si fueran los últimos de nuestras ambas vidas, viajamos y nos divertimos mucho.
Ahora estamos nuevamente en nuestro querido país, Argentina. Ella dice querer pasar tiempo con  su familia. Somos los presidentes de una convocación en San Isidro. Damos charlas y ayudamos a las personas a entender que el sida no te quita la vida, sino que te hace mirarla de otra manera y valorarla más.